miércoles, 29 de agosto de 2018


UNA METAFÍSICA DEL UNIVERSO


LA COMPLEMENTARIEDAD ESTRUCTURA-FUERZA EN LA ENERGÍA, LA MATERIA, EL TIEMPO Y EL ESPACIO


Patricio Valdés Marín

Introducción


El descubrimiento de Max Planck [1] de que la energía fundamental se transmite discretamente, junto con la interpretación probabilística de Max Born [2], llevó a Werner Heisenberg a formular en 1927 la hipótesis de que la emisión de radiaciones es un fenómeno estadístico. Una vez que se conoce la condición de una partícula, sólo es necesario definir la probabilidad de su localización, ya que, a escala subatómica, cualquier medida real implica perturbar el objeto medido. El "principio de incertidumbre" de Heisenberg afirma la incapacidad simultánea y precisa de determinar la posición y la velocidad de cualquier partícula subatómica.

Por tanto, podemos decir que en un esquema fenomenológico o analógico los sistemas y los procesos se describen en términos de hechos que pueden medirse directamente en una escala superior, mientras que en un esquema cuántico o digital los acontecimientos son particulares y necesitan para su formulación el uso de la noción de cuantos. Las estadísticas son necesarias para saltar del esquema cuántico al esquema fenomenológico. Pero este salto significa pasar de una escala inferior a una escala superior, es decir, desde un conjunto de unidades digitales discretas y separadas hasta un proceso analógico constante. El indeterminismo ocurre en todas las escalas posibles, pero su determinación se resuelve a mayor escala por medio de la estadística. El problema de la mecánica cuántica es que a su propia escala, la más fundamental de todas, no puede existir una resolución estadística de los fenómenos cuánticos, ya que no hay escala inferior. Esta conclusión nos obliga a asignar el indeterminismo para situaciones particulares. Si la transmisión de energía, que es la forma en que tiene lugar la relación entre una causa y su efecto, no es un flujo constante, sino un flujo de cuantos o unidades discretas, en la escala de estas unidades discretas no hay necesidad de que  a tal unidad deba ser transmitida en tal momento. Desde el punto de vista de una escala superior, la transmisión de energía es un proceso perfectamente analógico, ya que es estadístico.


La estructura y la fuerza como los dos lados complementarios de las cosas


El universo entero y sus cosas son estructura y fuerza, que están compuestas por materia, energía, tiempo y espacio. Además, la naturaleza de estos elementos primordiales es esencial para una verdadera comprensión de la realidad y la naturaleza.

La estructura y la fuerza son las dos caras del ser de la metafísica y constituyen una complementariedad. Naturalmente emanan de los conceptos de materia y energía, que son las manifestaciones primarias del universo. Esta complementariedad constituye el principio universal, unificador y ordenador de todas las cosas. La multiplicidad de cosas adquiere unidad en esta complementariedad, porque todo es simultáneamente estructura y fuerza, todo se origina en la materia y la energía, y forma parte de otras estructuras según proporciones progresivas. Percibimos que las cosas del universo mutan y podemos concluir que la relación causal es una fuerza que transforma la energía y produce el cambio y que las fuerzas que se liberan dependen de la funcionalidad de las estructuras de acuerdo con las leyes naturales que se pueden conocer científicamente. En el curso de la evolución del universo, las estructuras se vuelven progresivamente más complejas y funcionales en escalas cada vez mayores.

El universo no es el contenedor de las cosas en un referente espacio-temporal, ni tampoco es el campo espacio-temporal de la causalidad. El universo consiste principalmente en la interacción de estructuras y fuerzas que producen la organización de la materia mientras van desarrollando el espacio-tiempo. Los parámetros dimensionales del tiempo y el espacio se entienden precisamente a partir de los dos términos de esta complementariedad.

La base empírica para establecer que la fuerza y la estructura son los dos aspectos complementarios, universales, constitutivos y transformadores del universo reside en la distinción entre materia y energía. Para la materia (como masa) y la energía, Albert Einstein descubrió su convertibilidad y equivalencia, que expresó en la famosa ecuación E = m c ². Y como en el caso de la masa, la equivalencia con la energía se ha establecido en cargas eléctricas.


La estructura   


Para entender el concepto "estructura", primero hay que analizar la noción de "masa". Esta noción fue introducida por Isaac Newton [4] para explicar tanto la gravedad como el principio de inercia de Galileo. La abstracción y la simplificación son necesarias para describir físicamente los fenómenos de fuerza y cambio, pero esto interfiere con una verdadera comprensión de la materia. A pesar de ser evidente que un conjunto de puntos de masa que conforman un cuerpo tiene volumen, no avanzaríamos mucho si la masa sólo se ve en su capacidad de ocupar lugares en espacios por el hecho de pertenecer a cuerpos.

Aunque una estructura puede ser concebida como un punto material sin ninguna extensión, como en la teoría de la gravitación, la ubicación de un centro de gravedad, la distancia a otro cuerpo y la cantidad de masa son propiedades de la materia. Una estructura es determinada por materia organizada, y recíprocamente, la materia no existe a menos que constituya una estructura. Uno podría imaginar que una estructura es un conjunto de puntos masivos sin extensión, ocupando un espacio determinado en un momento determinado de un espacio-tiempo preexistente. Pero lo importante no es cuán pequeño sea un corpúsculo, sino que es funcional y tiene aptitud para relacionarse con otros corpúsculos en la misma proporción. La relación de dos o más corpúsculos genera una estructura así como un espacio-tiempo particular.

Aunque una estructura, en la perspectiva de la dinámica, se reduce a masa y desde el punto de vista de masa no encontramos nada más que masa, la energía básica se condensa en materia que contiene masa y otras propiedades. Todo esto produce una extraordinaria funcionalidad que permite a la estructura diversos grados de funcionalidad y complejidad a partir de las partículas fundamentales. Estas propiedades son extensión, volumen, carga eléctrica, un compuesto de diversos tipos de partículas subatómicas, poseyendo cada una de ellas spin, teniendo muchas de las cuales la forma de corpúsculo y también de onda, estando relacionadas con otras partículas por al menos un tipo específico de las cuatro fuerzas, subsistiendo en el tiempo si no están experimentando cambio. Aún tan simple como pueda ser la masa estructurada, genera espacio-tiempo y posee algún tipo de funcionalidad a través de la cual es capaz de ser una causa o un efecto, de ser fuente o receptor de fuerzas, y de contener, aceptar o ceder energía.

Una estructura es fundamentalmente la relación o el vínculo causal que se establece entre dos o más estructuras que, además de otras funciones específicas, son funcionales entre sí, y se convierten en sus subestructuras. Además, dicha estructura adquiere su propia funcionalidad en virtud de la funcionalidad de sus subestructuras y la relación que establecen dichas subestructuras. Por ejemplo, dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno se relacionan debido a algunas de sus respectivas funciones, produciendo la estructura de una típica molécula de agua, que posee también sus propias funciones, entre éstas que tienen peso específico, gravedad y así sucesivamente.

Debido a su funcionalidad, la materia tiene la capacidad de ensamblarse, ordenarse, construirse y organizarse, es decir, de estructurarse. Cuando pensamos en la idea de «estructura», comprenderemos también las ideas de grupo, constitución, orden, montaje, construcción y organización, disposición, disposición, sistema, distribución, esquema, etc., que constituyen sinónimos de posibilidades de la materia,  se refieren a las partes constitutivas de las escalas inferiores y se incluyen en unidades de escalas superiores.

            Una estructura no debe ser vista como rígida, como un edificio, o como algo geométrico, como una molécula, o como algo estático y permanente. Una estructura incluye las cosas más intangibles de la naturaleza, tales como percepciones e ideas, sinfonías y sociedades. De la misma manera, una estructura es capaz de generar fuerza, y la fuerza es capaz de estructurar la masa y la carga eléctrica. La masa-carga-eléctrica operada por la fuerza adquiere la calidad de la estructura.


La fuerza


En la naturaleza la energía no puede existir en sí misma: o bien se "condensa" en la materia como masa y carga eléctrica o participa en el nexo causal entre dos o más estructuras (gravedad, radiación electromagnética, etc.). Por lo tanto, ella necesita la intermediación de la materia. Ella es un poder que posee una estructura; ninguna estructura puede existir ni actuar sin ella. Cada estructura puede ceder o adquirir energía. En esta acción una estructura necesita de al menos otra estructura, y la relación que establecen es la de una causa y su efecto. Cuando una estructura produce energía, se habla de causa; cuando la estructura adquiere energía, se habla de efecto. Pero la energía que una estructura adquiere, mientras que ésta es un efecto, puede ser tan grande que la misma estructura puede ser destruida. Cada transmisión de energía cambia tanto la estructura causa como la estructura efecto.

Como la física lo entiende, la energía es la capacidad que un cuerpo tiene para realizar trabajo. Esta capacidad depende de la velocidad y la masa de un cuerpo -también en su carga eléctrica-. Según su definición, la energía es el trabajo máximo que un cuerpo es capaz de hacer y es la mitad de su masa multiplicada por el cuadrado de su velocidad. Así vemos que la energía del cuerpo aumenta con el cuadrado de su velocidad. Por otro lado, la velocidad de un cuerpo no tiene un marco absoluto de referencia; debe referirse necesariamente al menos a un segundo cuerpo y sólo tiene validez con respecto a este segundo cuerpo.


La estructura y la escala


El origen del universo fue el Big Bang. Éste consistió en la cuantificación de la energía primigenia. Contenida en el punto atemporal y adimensional del Big Bang, la infinita cantidad de energía comenzó a transformarse en materia, generándose su enorme condensación a una extremada elevada temperatura. Después de este singular acontecimiento que produjo la adquisición de energía infinita por parte de la materia, su consecuente expansión a la velocidad de la luz y la generación del tiempo y el espacio, el beneficio neto fue que la materia ha seguido experimentando una estructuración creciente y a escalas cada vez mayores. Como consecuencia, si la materia es la forma de condensar la energía, la materia cada vez más estructurada aprovecha la energía de una manera cada vez más eficiente.

Para entender la relación causal entre las estructuras debidas a la fuerza, se debe introducir el concepto de "función". Cualquier estructura es funcional porque ejerce fuerza o porque obtiene fuerzas. La función es lo que permite que una estructura sea una causa o un efecto. Es la combinación específica de fuerzas de una estructura particular, es decir, esta estructura es particularmente funcional porque es causa o efecto de una combinación específica de fuerzas. Una función de cualquier estructura de nuestro universo que esté compuesta de partículas masivas es la de ejercer peso. Sin embargo, una estructura puede distinguirse por  funciones que dependen principalmente de fuerzas electromagnéticas, como la relación lógica de las ideas en la estructura humana.

De la misma manera que una estructura es afectada en un modo determinado por una fuerza particular, una estructura tiene un modo particular de ejercer la fuerza, o, de ser una causa. La fuerza no es una entidad que exista independientemente de la estructura, porque ambas –estructura y fuerza- son complementarias. Si toda fuerza está necesariamente ligada a alguna estructura, la fuerza se ejerce según la funcionalidad de esta estructura particular. La fuerza actúa según el funcionamiento de su estructura complementaria. De manera similar, la fuerza actúa sobre otra estructura según su configuración particular para la cual es funcional como efecto.

La función puede definirse como la forma específica que una estructura tiene de ser una causa o un efecto, es decir, es la capacidad específica de interactuar con la manera de funcionar de otras estructuras. La relación causal se establece por la predeterminación de la funcionalidad de ambas estructuras que intervienen en la transferencia de energía por medio de la acción de la fuerza. Una estructura es funcional en el sentido de que es capaz de generar energía, así como de recibir energía. La fuerza pertenece a la funcionalidad tanto de la causa de la estructura como del efecto de la estructura. Sin la funcionalidad de ambas, no puede haber transferencia de energía. Si la emisión y recepción de energía no existe en un tiempo dado, la relación causal no tiene lugar. Tal como cualquier combinación específica de fuerzas está relacionada con una estructura específica, ésta es funcional ya sea como causa o como efecto. Una relación causal necesita al menos una estructura que funcione como causa y de una estructura que funcione como efecto. Si esto no sucede, la funcionalidad será sólo potencial. El grado de funcionalidad de una estructura depende de la eficiencia en el uso de energía, y una estructura tendrá mejores posibilidades de sobrevivir si es más funcional. La funcionalidad es imperfecta en las relaciones causales más complejas.

La relación causal es determinista y funciona de la misma manera en todas las situaciones donde las condiciones son las mismas. La base para la existencia de las leyes naturales es precisamente el hecho de que todos los seres o cosas del universo son simultáneamente estructuras y fuerzas. Las funciones específicas o los modos del comportamiento particular de las estructuras son la base para la existencia de una determinada ley natural.

Las cosas del universo son estructuras que se ordenan jerárquicamente en escalas según el espacio y la complejidad. Desde las partículas fundamentales y hasta incluir la totalidad del universo, cualquier estructura es una subestructura de alguna estructura de escala superior y contiene a su vez subestructuras de una escala inferior. Las subestructuras de la escala inmediatamente inferior son sus unidades digitales o discretas, mientras que la propia estructura es el esquema analógico para ellas, determinando su conducta individual mediante la estadística. La estructura de la escala más baja posible relaciona y organiza las partículas fundamentales. La estructura de la escala más alta posible es el mismo universo, ya que es la única estructura existente que contiene la totalidad de las estructuras.

            Las estructuras se ordenan en modos progresivos y jerárquicos según la dimensión o complejidad de las escalas. Una estructura es superior que sus subestructuras, ya que las contiene. Además, una estructura es más compleja que sus subestructuras, puesto que, además de poseer las funciones de sus subestructuras, posee su propia funcionalidad. Cada estructura pertenece a una cierta escala y está compuesta por estructuras relativamente heterogéneas de escalas inferiores. A su vez, como una subestructura, pertenece a una estructura de escala superior.

Si se tiene en cuenta un punto de vista evolutivo, se puede distinguir dos procesos. El primero es la funcionalidad de las subestructuras, que permite la existencia de estructuras de escalas superiores, y que integran. El segundo es la funcionalidad de una estructura que permite tanto su propia subsistencia como la creación de un entorno para sus propias subestructuras. Estos dos procesos recíprocos hacen posible la explicación de la evolución: Por un lado, la funcionalidad permite el salto a una escala superior cuando dos o más estructuras de una escala dada se relacionan, dando lugar a una estructura de esta superior escala; Por otro, la funcionalidad súper-estructural hace posible la existencia de estructuras en escalas inferiores. En una perspectiva más amplia, el entorno del universo permite la "estructuración" en cualquier escala, siempre que las escalas inferiores ya hayan sido estructuradas.

Dos tipos de órdenes jerárquicos pueden distinguirse dentro de la estructura del universo. Primero, desde el punto de vista espacial (de la cantidad), las estructuras, incluidos los seres humanos, pueden ubicarse en un lugar determinado entre las estructuras más pequeñas de todas, que son las partículas fundamentales, y la estructura más grande de todas, el mismo universo. En segundo lugar, cada estructura se ubica en un lugar según su grado de funcionalidad y complejidad. En consecuencia, mientras el universo, como estructura, se va expandiendo, conteniendo en sí una diversidad cada vez mayor de estructuras, la materia se ha vuelto más compleja a lo largo del tiempo al verse estructurada en cosas con mayores grados de funcionalidad, siendo el ser humano la estructura más compleja de todas.

Las estructuras de todas las escalas posibles del universo están básicamente constituidas por partículas fundamentales, como los ladrillos de un edificio. Y los edificios también están constituidos por paredes, techos, pisos puertas y ventanas. Las cosas del universo están compuestas por conjuntos finitos de partículas fundamentales combinadas de manera particular. La funcionalidad básica de las partículas fundamentales, caracterizada por la capacidad de ejercer fuerza, permite la propia funcionalidad de la estructura particular, independientemente de su escala. Todas las fuerzas conocidas en el universo provienen de las partículas fundamentales, y básicamente una función no es otra cosa que una combinación particular de las fuerzas básicas.

El hecho de que todas las estructuras del universo estén compuestas por el mismo tipo de partículas fundamentales tiene una triple significación. Primero, es el cimiento que funda la unidad de todo el universo; las partículas fundamentales tienen el mismo comportamiento en todo el universo, lo que permite el descubrimiento de las leyes naturales universales. Segundo, las cuatro fuerzas fundamentales que explican el funcionamiento de todas las cosas del universo provienen de las partículas fundamentales. Tercero, es la base lo que nos permite explicar la mutabilidad de las cosas; las cosas se transforman en otras cosas, porque sus componentes en la escala fundamental pueden interactuar unos con otros y generar estructuras de escalas superiores.

El hecho de que exista una jerarquía estructural de complejidad indica que existe un orden progresivo con respecto a la escala superior. De esta manera, la estructura de un quark está compuesta por partículas fundamentales; la de un nucleón, por quarks; la de un núcleo atómico, por nucleones; la de un átomo, por el núcleo y los electrones; la de una molécula, por átomos; la de un ácido o sal, por moléculas; y si procedemos en el camino de la biología, la de una proteína, por aminoácidos; la de los órganos celulares, por proteínas; la de una célula, por órganos celulares; la de tejidos y fluidos, por células; la de un órgano, por tejidos y fluidos; la de aparatos y sistemas fisiológicos, por órganos; la de un organismo vivo, por sistemas fisiológicos; la de un grupo social, por individuos vivos; la de una especie biológica, por grupos sociales; la de un ecosistema, las especies biológicas, etc. Si consideramos la escala "organismo vivo", podemos llegar hasta la máxima complejidad conocida, que también es propiamente el ser humano.

Las cosas del universo son organizaciones de muchas escalas de tamaños muy diversos, algunas contenidas dentro de otras, de modo que cada escala está encerrando sucesivamente las escalas inferiores que contiene. Así podemos entender que cada estructura, exceptuando a las partículas fundamentales, está constituida por subestructuras como unidades discretas (o digitales). Si una serie de estructuras dentro de la misma escala forma parte de una estructura viable y subsistente, la nueva estructura constituida es funcional. Las subestructuras de la escala inmediatamente inferior son las unidades discretas de una estructura y son a su vez estructuras ya que están compuestas por unidades discretas en una escala inferior. Una estructura está compuesta por las unidades discretas de la escala inmediatamente inferior, y éstas están compuestas por las unidades discretas de la escala sucesivamente inferior, por el camino que llega a las unidades fundamentales, supuestamente las subestructuras de la escala absolutamente inferior.


El espacio-tiempo


Las siguientes son proposiciones básicas sobre el tiempo y el espacio. La dimensión de estos parámetros está relacionada con la cantidad, ya que ambos pueden ser medidos y ambos pueden ser usados como medidas. Ambos son las mediciones del movimiento de la materia y a través del movimiento el tiempo se relaciona con el espacio. El tiempo es lo que demora a un cuerpo a moverse a cierta velocidad en el espacio. Un reloj, que es un instrumento analógico que nos indica el tiempo que fluye, tiene esta capacidad porque sus engranajes giran a una velocidad constante, y los espacios cubiertos por cada engranaje en cada engranaje son similares. La regularidad de este movimiento está dada por el péndulo, que está determinado por la constante de la gravedad. El tiempo parece fluir a una velocidad constante. Pero su flujo está determinado por un cambio que varía según la energía. El agua se evapora a una velocidad constante si el aporte de calor permanece constante.

La interacción de dos cuerpos crea una distancia. Tres cuerpos crean un triángulo que se encuentra en un plano bidimensional. Cuatro cuerpos que interactúan y no coinciden en el mismo plano generan seis planos, conformando un espacio tridimensional. En el universo este espacio particular es común a todas sus cosas que se relacionan de alguna manera con los cuerpos mencionados. La capacidad para interactuar es posible porque los cuerpos relacionados causalmente pertenecen a un presente común que corresponde al mismo espacio-tiempo relativo a su origen común en el Big-Bang. La velocidad de la luz es la máxima velocidad posible en la interacción de dos cuerpos. Si la velocidad de la luz fuera infinita, el tiempo sería nulo y el espacio vacío y la interacción entre las estructuras sería instantánea.

Desde Einstein sabemos que el tiempo absoluto no puede existir en el espacio. En el universo, las cosas se mueven en relación con un observador desde cero hasta la velocidad de la luz. El espacio y el tiempo son medidas universales para cualquier movimiento, y ambos están enmarcados por la velocidad de la luz como referencia absoluta. Dado que la magnitud del movimiento máximo posible en el universo tiene un límite absoluto, es decir, la velocidad del fotón, Einstein concluyó que el espacio y el tiempo son relativos, es decir, ambos parámetros son correlativos con respecto a este movimiento con valor absoluto. Él introdujo el concepto de "espacio-tiempo" [5] como dos parámetros relativos que están relacionados entre ellos y tienen la velocidad de la luz como su referencia absoluta.

            En el extremo más alejado de la escala, la distancia mínima entre dos partículas, la más pequeña que pueda existir, es dada por el número de Planck. En consecuencia, el tiempo y el espacio no son infinitamente pequeños, como se ha supuesto generalmente. Ambos parámetros comienzan a existir a partir de la cantidad mencionada. Ni el tiempo infinitesimal ni el espacio infinitesimal son posibles. En el universo hay un límite inferior y un límite superior para la causalidad. El límite inferior es la dimensión de energía dada por la constante de Planck, que determina la escala más baja posible para la existencia de la relación causal. El límite superior para esta relación se refiere a la velocidad máxima que el movimiento puede tener, que es la velocidad de la luz.

Lo que subyace a todo movimiento es el cambio, que es la causa del movimiento. El movimiento es el lado visible y mensurable del cambio. Por lo tanto, tanto el tiempo como el espacio son las medidas de la extensión y la duración de un proceso. En ambos casos, el tiempo y el espacio miden una causa en relación con su efecto. Por un lado, el tiempo mide cuánto tarda una causa en afectar algo, es decir, cuánto tarda un cambio mientras sucede. En este sentido, la duración puede durar un breve instante, o puede durar mucho más, de acuerdo con la regla de las leyes naturales. Por otro lado, el espacio mide la distancia entre la posición de una causa y la posición de su efecto. Cuando el cambio se mide a través de la relación causal, el tiempo se vuelve irreversible, porque hay gasto de energía y recuperación de energía, la "estructuración" de algo y la generación de fuerza. El tiempo no puede ser identificado con el devenir, como Heráclito asumió. Llegar a ser es propio del movimiento. Pero el movimiento es una particularidad del cambio. El cambio está tras el tiempo, ya que se refiere al proceso termodinámico completo donde hay movimiento, pero también transformación. Una cosa cambia de una manera tan típica que podemos inferir una ley universal, que hace que una relación causal sea determinista. Aún así, cualquier cambio particular posee una indeterminación fundamental.

El razonamiento anterior demuestra que la existencia de tiempo y espacio depende de la interacción de las estructuras, que es la base del cambio. El siguiente paso es que ni el tiempo ni el espacio pre-existen a las cosas. El tiempo y el espacio no existen antes de la materia y la energía, sino que se desarrollan o se expresan en cada interacción de cuerpos materiales. Si la materia y la energía se manifiestan en estructura y fuerza, ni el tiempo ni el espacio pueden existir independientemente, pero sus existencias dependen de la existencia de la complementariedad. El tiempo y el espacio no sólo dependen de la estructura y la fuerza, sino que son temporal y naturalmente a posteriori. El tiempo es la velocidad a la cual la energía se transfiere entre las estructuras en la relación causal. El espacio es el lugar configurado por las estructuras, ahora como subestructuras de su relación causal.

En el primer instante, al principio de los tiempos y cuando el espacio ni siquiera se comprimía en lo infinitamente pequeño, sólo existía la infinita energía primigenia. Ella es primigenia porque es naturalmente anterior al universo; ella es el principio activo de todo; no posee ni tiempo ni espacio y no tiene ni peso ni volumen; no puede existir por sí misma y debe estar contenida o en dependencia de algo; en el universo ese algo es la materia y su transformación; en el instante del comienzo del universo, que fue el Big Bang, ella fue cuantificada. Desde este primer instante, cuando esta energía primitiva empezó a ser "condensada" en la materia y sus estructuras fundamentales, que son la masa y la carga eléctrica, ejerce fuerza a partir de la escala cuántica. Entonces se hizo posible el devenir de la materia, el desarrollo del tiempo y la extensión del espacio. Este desarrollo y esta extensión no fueron entonces, ni son ahora independientes de la conversión de energía en masa y carga eléctrica. Las partículas fundamentales responsables de estas dos propiedades son altamente funcionales y generan sus propios campos espaciales de fuerza dentro de los cuales pueden interactuar causalmente.

La energía primigenia, que contenía los códigos de todas las leyes de la naturaleza, ha dado lugar a la subsecuente "estructuración" de la materia desde su primera condensación en partículas fundamentales hasta la inteligencia humana, en un acto de creación que no tiene ninguna conclusión conocida. Así como la estructura de la materia forma el espacio (el espacio es inconcebible si no es parte de una estructura), la funcionalidad de las estructuras que transforman la energía en fuerza hace posible el tiempo (el tiempo es generado por la relación causal). Así, así como la estructura genera espacio, la fuerza genera tiempo.

Si la fuerza se define en términos de la alteración del movimiento de la materia en el espacio-tiempo, y la materia se define como su «estructuración» según las coordenadas espaciales, entonces la fuerza tendrá que definir el tiempo. En esta ecuación la fuerza se libera del espacio, puesto que el espacio es anulado por estar en ambos lados de esta ecuación. Inversamente, esto significa no sólo que el tiempo depende de la fuerza, sino que la fuerza desarrolla el tiempo. Vimos que la energía pre-existe a la fuerza. La energía que proviene de una causa es siempre tiempo futuro, es potencialmente existente. Cuando entra en el parámetro espacial, la energía, mediada por la complementariedad estructura-fuerza, se convierte en fuerza y el tiempo se desarrolla.

Esta idea es comprensible si pensamos que la fuerza, que lleva energía especificada o diferenciada, es el nexo interestructural necesario entre la causa y su efecto; es el punto de encuentro entre la estructura causa y la estructura efecto. Para que un efecto ocurra, es necesario que su causa sea mediada por una fuerza si tanto la causa como el efecto son identificados por estructuras funcionales. En la relación causal la causa genera una fuerza que el efecto consume y, en esta acción, ambas se modifican de alguna manera. La fuerza genera la relación causal cuando se realiza la transferencia de energía.

Puesto que en cualquier relación causal se produce una secuencia temporal, la fuerza es la instancia que interviene entre el "antes" y el "después" del suceso; constituye el "ahora" del acontecimiento que modifica irreversiblemente la estructura. En cualquier cambio hay una transferencia de energía según la primera ley de la termodinámica; cualquier cambio es irreversible, según su segunda ley. Por lo tanto, podemos subrayar que la fuerza genera el devenir y el desarrollo del tiempo.

Un acontecimiento aislado, una relación de causa y efecto única, no nos dice mucho sobre el espacio-tiempo. Sólo se las arregla para decirnos que un evento separa lo anterior de lo siguiente en algún lugar. La dimensión espacio-temporal es el conjunto de los múltiples eventos particulares que se relacionan sucesivamente porque están siendo actualizados en un momento determinado, que es el presente para un cierto lugar en el espacio. Pero esta dimensión no puede ser lineal. El tiempo no es independiente del espacio. La sucesión de acontecimientos no se da sólo en un punto espacial. Incluye un tejido interdependiente de diferentes acontecimientos cuya correlación es una cuestión de la posición en el espacio no sólo del observador, que es una referencia particular, sino del Big Bang, que es la referencia absoluta de todo el universo. El universo es el conjunto de las interrelaciones causales que se originaron en el Big Bang. Y debido a este origen común, el universo tiene unidad y sus leyes naturales se cumplen para todo tiempo y lugar.

He tratado de mostrar que el espacio está relacionado con la estructura y el tiempo está relacionado con la fuerza. El universo no es el campo del espacio-tiempo donde las fuerzas y las estructuras juegan, pero el juego mismo es el espacio-tiempo desarrollado por la interacción de la estructura-fuerza. Si el origen primigenio fue una energía infinita contenida en un no-espacio, su evolución en el transcurso del tiempo ha seguido el camino de una constante y cada vez más compleja "estructuración", que ha ido continuamente desarrollando espacio y transformando energía en complejidad.


Notas:

[1] Helge Kregh, Max Planck: the reluctant revolutionary, http://PhysicsWorld.com/cws/article/print/373#, 1 Dec 2000.
[2] Jeremy Bernstein, Max Born and the Quantum Theory, Am. J. Phys. 73(11)999-1008, 2005.
[3] Uncertainty Principle, http://thebigview.com/spacetime/uncertainty.html, 22 Jan 2011.
[4] David P. Stern, From Stargazers to Starships. Chapter 16, 1 Force and Inertia, http://phy6.org/stargaze/Snewton.htm, 9 Oct 2007.
[5] James Overduin, Einstein’ Spacetime, http://einstein.stanford.edu/SPACETIME/spacetime2.html, Nov 2007.

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